sábado, 1 de agosto de 2009

Crónica del Estreno para Piura

Martes. Me había olvidado que caía martes. No puedo levantarme tarde el día siguiente. Los miércoles mi oficina se llena de tantos e-mails, sobres y demandas como la sala de los Dursleys. —¿Y si me hago el enfermo? —, pensé —Pues debiste pensar en eso antes de pedir permiso la semana pasada— decía una voz en mi cabeza. —¿Si, no? ¿Por qué alguien no inventa un gira-tiempo?— me lamentaba. —Para eso tienes una agenda —explicaba la voz. Una indiscutible muestra de que estoy creciendo es que cada año que se estrena una película, la fecha me encuentra más ocupado que el año anterior. La noche del estreno del Cáliz de Fuego fue la primera vez que hice cola y la mañana siguiente no entre a clases para poder conversar con los demás de lo emocionante que fue. Cuando se estrenó La Orden del Fénix, hice la cola desde las 6 de la tarde y entre mis amigos y yo ocupamos las dos mejores filas en la sala. Al final de la noche, nadie tenía la misma opinión sobre la película, pero todos se habían enamorado de “la chibola que hacía de Luna”. Este año fue diferente. —Realmente necesitas empezar a usar esa agenda— increpa la voz.

La noche en que me enteré que Harry Potter y el Príncipe Mestizo (me rehúso a llamarlo el Misterio del Príncipe) iba a ser postergado más de medio año, no recuerdo haber reaccionado inmediatamente. Alguien me dijo que sintió como si la Snitch se escapara de sus manos. Para mi fue como haber encontrado un Horcrux falso. Estaba en Shock. Cuando empezaron a salir las explicaciones de la postergación en las noticias, mis dos mejores amigos de la Orden del Sol no sólo invocaban diariamente a las mamás de las personas responsables, sino que le habían declarado la guerra a Warner. Mi ojo interno los visualizaba comandando decenas de “Ejércitos de Dumbledore”, militando hacia las sedes de WB, secuestrando ejecutivos y entregándoselos a los centauros. ¡Boicot!, clamaban las voces de los ejércitos imaginarios…

Llegó el día y mis dos amigos estaban más emocionados que yo. Los dos —uno en Lima y el otro en Piura— ya van viendo la película más de una vez. No se les había olvidado lo que WB les hizo, pero si los perdonaron. Warner mordió la mano que le dio de comer, pero no podíamos ser muy duros. Después de todo, Warner es un perro con tres cabezas.

Como dije, mi reacción fue tardía. Esta vez había mucho más en juego. Leí en un sitio web que la mamá de una chica en el Reino Unido cayó enferma justo después de la postergación. Ambas solían ver las películas juntas. Su cáncer avanzó muy rápido y murió antes del estreno. Me imaginaba lo que significaría la sexta película para esa chica. El mundo sigue dando vueltas y a veces gira fuera de control, dice una canción que me gusta mucho. Mi trabajo, mi titulación y las personas que amo me han demandado mucho tiempo y esfuerzo este año. He vivido como un Muggle: mecánica y cómodamente, viendo las lechuzas pasar desde la empañada ventana de mi oficina. Más vale que ésta película sea buena, pensaba. Harry Potter y el Príncipe Mestizo significaba la despedida de Hogwarts para Harry, pero el regreso a Hogwarts para mí.

Mortífago y Kneazle22, Director de Piura

Tomé el estreno como una cuestión personal y sentí que debía saberlo todo antes que llegara el día. Sabía que no había batalla final y que ya no había mucho que ver luego de la escena de la torre. Sabía que habían inventado una escena y que solo había dos recuerdos de Tom Riddle. Sabía que Tonks solo salía 3 minutos y que su cabello estaba inexplicablemente corto y oscuro. Sabía que había mucho romance y que Lavender tenía tanto tiempo en la pantalla como Bellatrix y que ésta última había reemplazado a los Carrow en la escena de la muerte. A pesar de todos estos cambios y mis sospechas sobre el exceso de romance, me empecé a convencer de que iba a ser una buena película. Lo del romance se resume en una sola palabra: Twilight. A pesar de lo aburrido de la historia, las películas de Twilight están haciendo dinero. ¿Quién iba a pensar que Cedric resucitaría en la forma de un vampiro roba-franquicias? El caso es que ya lo sabía y no me importaba. Solo quería que lo del romance no se viera muy forzado. Harry Potter es muchas cosas, pero no es una historia romántica.

Julio llegó y con él muchas emociones que ahora se que no volverán a dejarme (me hubiese encantado que esas emociones llegaran antes). Tenía lista mi insignia de "Weasley is Our King" y mi polo con los colores de Gryffindor. La noche del estreno, la tardanza de los miembros de la Orden del Sol en Piura fue inesperada, empecé a sospechar que algo tenían que ver los Mortífagos. “La gente esta desapareciendo” decía Lupin en el trailer y yo sentía que en Piura pasaba lo mismo. Hice un par de llamadas telefónicas y me enteré que todos estaban vivos pero con gripe. Yo había llevado mascarillas en un arrebato de precaución digno de Madam Pomfrey. Los que estábamos nos resignamos a encontrar magos y brujas en las colas y en los pasillos del cine. El lugar estaba repleto pero, por primera vez en 4 años, la mayoría no eran fanáticos. Había tantos Muggles como en un sueño del Sr. Weasley. Me acerqué a una chica con cara de que había leído los libros y le pregunté: Hola, ¿tu eres fanática? Y me respondió “No, pero me gusta Harry Potter”. Le creí. Le pregunté lo mismo a un pata que había estado haciendo la cola hace rato y obtuve una respuesta parecida. ¿Dónde demonios están los fanáticos?

Me quedé en mi sitio sin hacer más preguntas, mirando mis mascarillas (empecé a idear un pequeño plan que justificaría su uso). Amigos de todas partes del Perú me llamaban para decirme que ya estaban entrando a sus respectivas salas en sus respectivos cines. La fila empezó a moverse. El momento de entrar a la sala es siempre una experiencia emocionante. Uno corre y trata de expulsar la adrenalina en esos minutos. Yo y los demás miembros de la Orden del Sol nos pusimos las mascarillas a la hora de entrar corriendo a la sala. El plan funcionó: todos se alejaban de nosotros como Inferi huyendo de las llamas y pudimos sentarnos en los mejores sitios (se que fue bajo, pero hay que encontrarle el lado útil a la pandemia). Traté de buscar a otros fanáticos entre el público. Atrás mío dos chicas con cabello corto y lentes de montura conversaban en voz baja. La fila de adelante estaba llena de chicas que hablaban como si estuviesen en una fiesta. Incluso creo que vi una botella de ron. ¿Por qué me senté justo detrás de ellas?. La más bulliciosa del grupo, saltaba en su butaca y le arruinaba la película a su amiga contándole las partes más cruciales del libro, incluyendo los detalles de la muerte al final. Su amiga la escuchaba con la mirada perdida. Hablé un rato por celular hasta que me empezaron a golpear las costillas para que lo apagara. Me arrepentí de no haber llevado mi propia cámara. El pata que se sentó a mi costado hablaba con otro chico sobre la pelea final. Como último acto de misericordia y justo antes que empezara la película e ignorando a la chica saltarina delante mío, me acerqué y le susurré “no hay pelea al final”. El pata me miró sorprendido y me dijo: “si pues… malazo”. Estoy rodeado de ellos. Todos son Magos y Brujas por lo menos una vez al año. Solo necesitan una chispa que encienda el fuego que llevan dentro. Supongo que nosotros somos la chispa, pensé, mientras Bellatrix entonaba una vez mas "I killed Sirius Black!".

Disfruté mucho la película. Mi sala se unía en una sola carcajada y un solo respingo. Nadie hablaba en las partes mas intensas. Amé la cinematografía y las actuaciones. Los recuerdos de Tom Riddle fueron mi parte favorita junto con las escenas en Spinner´s End. Slughorn, Lavender y Cormac superaron a sus personajes en el libro y se volvieron mis personajes favoritos. En el clímax de la película, cuando Snape apareció en la torre de astronomía, la chica saltarina de adelante empezó a balancearse en su sitio. Toda mi fila la miró con odio por unos segundos. Junto con el Avada Kedavra! un gemido desgarrador llenó el aire. Pero no venía de la pantalla grande. El grito vino de la chica saltarina quien, contra todo pronóstico, lloraba amargamente en su sitio, con los ojos fijos en el cuerpo de Dumbledore. Dejé de odiarla inmediatamente. Saliendo del cine, me sentí menos Muggle que nunca. Me di cuenta que Snape nunca dió clases de Defensa contra las artes oscuras, pero recordé que habrá Snape de sobra en las próximas películas. Discutía con los demás cuan necesaria fue la escena de la madriguera y llegamos a la conclusión de que, desde la perspectiva de un espectador promedio era muy necesaria, ya que materializaba ese sentimiento de peligro y destrucción que solo podía conseguirse de esa manera. Igual me hubiese gustado que Lupin y Greyback se mordieran un poco entre ellos, decía la voz en mi cabeza. Me pasé lo que quedaba de la noche hablando con mis amigos por celular, a algunos les gustó mucho a algunos no tanto. Les hice jurar que la verían de nuevo. Una amiga de Chiclayo me dijo que alguien estornudó peligrosamente justo en la escena de la torre y toda su sala se perdió esa parte. Me fui a dormir a las 4 am, planeando reclutar mas miembros para la Orden del Sol, colgar nuevos pósters en mi cuarto y haciéndome la promesa de no olvidarme nunca más de la magia que hay en mí.



Héctor Silva
Director de la OdS - Sede Piura

3 comentarios:

Negra Black dijo...

Hector lo máximo!!!!

Belimaria dijo...

me encanto XD
genial cada dia ODS crece mas

Anónimo dijo...

que chicos tan guapos jijiji
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