lunes, 7 de junio de 2010

Harry Potter y el Marketing

La primera noción que tuve sobre Harry Potter fue aproximadamente hace unos 12 años, cuando en un periódico de circulación nacional sacaron una minúscula nota sobre un libro infantil que había tenido gran éxito en Inglaterra y que ahora presentaba una segunda parte que probablemente desencadenaría nuevas entregas. Junto a la nota se encontraba la pequeña imagen de la portada del primer libro. Recuerdo que el artículo contaba que se trataba de un niño mago huérfano, que no sabía de sus poderes. A pesar de ser yo también una niña en esas épocas, la nota me resultó curiosa y la trama interesante, pero no comentaban nada sobre una versión en castellano, así que tras el pensamiento de "ojalá lo pueda leer algún día", Harry Potter cayó en mi soporífera memoria hasta que en el 2001 salió la noticia que la Warner Bros. iba a producir una película sobre un niño mago, basada en una "novela infantil". Tímidamente asomaron en el mercado literario peruano los tres primeros volúmenes del libro. Hoy, han pasado ya 9 años desde la primera vez que leí un libro de Harry Potter y mucho ha cambiado en este tiempo. Pero no voy a ponerme a recordar el cambio bursátil de la bolsa de valores en todo estos años, sino la visión global en la cual ahora se tiene a todo lo que compete a Harry Potter®.

Muchos aún ignoran que cuando JK Rowling escribió el primer libro, era tan pobre que ella misma tuvo que redactar el manuscrito completo a máquina dos veces para poder ofrecerlo, pues no podía costear una mecanógrafa ni que lo fotocopiaran. Después de que 8 editoriales (que hoy en día deben estar odiándose a sí mismas) rechazaron el libro, Bloomsbury aceptó publicarlo, dando de adelanto la poco significativa suma de £ 3.000. Y así, con una mínima publicidad sumada a una cuantas críticas favorables, salió a la venta en 1997 Harry Potter and the Philosopher's Stone, cuya primera edición sólo vendió 1000 ejemplares.

13 años y 400 millones de libros después (hasta Diciembre del 2007), Harry Potter puede ser considerado como uno de los nombres más marketeados del mercado actual. El sólo término es una de las frases más buscadas cada año en Internet desde el 2002, y eso, sin ponernos a hacer distinción entre libros, películas y merchandising.



Pero, ¿qué tan favorable es eso para la imagen que brinda? Algunos comentan lo siguiente: "la historia es divertida y hasta allí nada más, pero de eso a pasar a ser un icono de la literatura moderna... Hmmm no me parece. Lo que sí puede ser es pasar como un icono del marketing y del negocio bien realizado", lo cual va muy a la par con la opinión de otro comentario: "HP es un producto superinflado del marketing". Y por más que me encante Harry Potter y sea capaz de entender el verdadero valor que tiene la obra, no puedo negar que - hasta cierto punto - tienen razón.

Los primero libros de Harry Potter, a pesar de su éxito inmediato, fueron publicados sin mucha pompa ni tanta publicidad. Se sabe que la misma autora pidió a su editorial española que no hicieran una gran promoción al libro. Y es que ya desde el principio el mejor gancho de ventas fue el contenido del libro en sí, y los comentarios de los jóvenes - y a veces no tan jóvenes- lectores.

Entonces, ¿qué pasó? ¿En qué momento pasó a ser el gran boom comercial que es hoy en día? En mi muy humilde opinión, esta "fiebre comercial" nació de la mano de la primera película, y es que mientras que Harry Potter seguía siendo "solo un libro", la autora podía contribuir plenamente con la decisión de las editoriales, pero al firmar con la Warner se estaba metiendo con uno de los grandes y nadie les puede quitar su derecho a la publicidad.

No niego que sin esa gran difusión muchas personas (jóvenes en su mayoría) que no pasaban de la lectura ocasional de Condorito se hubieran animado a leer el libro, pero son justo estas razones que llevan a algunos a quitarle valor a la obra. Es decir, nada más maravilloso que la obra ayude a muchos a reencontrarse con la lectura, pero abre un inmenso margen a hacer creer a propios y extraños que es sólo eso, un gran éxito publicitario del momento, una "boys-band" prefabricada sólo con una clara inclinación al marketing y a las ventas.



Si he de ser sincera, la primera vez que me crucé con un libro, lo menosprecié (y me pesa en el alma) justo por esa razón. Ya empezaban a sonar las campanas que anunciaban una primera película y cuando me ofrecieron que lo leyera, sólo pensé: "¿Acaso tengo 9 años? Otro libro para niños del momento", y es que después de haber empezado mi vida de lectora a los 7 años de la mano de Shakespeare, un libro que auguraba ser la continuación de las ventas dejadas por los Teletubbies, no me emocionaba mucho que digamos. Pero en fin, bajo mi lema de "libro es libro", me animé a ojearlo, al principio apática y escéptica, al final maravillada y encantada.

Por suerte para mí, no pude caer en la trampa que me hacía pensar que todo lo comercialmente popular es basura del momento. Me hizo aprender a no pre-juzgar un producto (por más explotado que esté) y a descubrir el verdadero valor de una obra. Pero lamentablemente, no muchos comparten esta opinión.

Cada día aparecen personas que guiadas por el alto índice de ventas relativas al mundo de Harry Potter, lo descalifican como una obra con un valor propio y lo llevan a considerarlo un producto mediocre y mediático. Son más los que siguiendo esta misma línea se esfuerzan por ver los libros tan literalmente que se niegan a buscarle un significado a temas que la autora sabe enmascarar tan bien para ser identificados sin que suene a sermón, tales como la discriminación y la intolerancia de la sociedad actual.

¿Qué he aprendido en todo este tiempo? Que no está mal que algo sea popular, que busque llegar masivamente y que venda bien. Esa no es la piedra angular de cualquier obra. No importa si a tal niña le gustó porque "el actor era lindo" siempre y cuando haya servido para que la niña se decida por la lectura y le abra las puertas de la imaginación que medios como la televisión tanto han enclaustrado. Lo importante es que el producto sea bueno, que tenga un valor real y que quien lo observe sepa apreciarlo, desde un punto de vista objetivo, claro y neutral, para poder calificarlo de verdad.

Recomiendo a los detractores de Harry Potter que lean alguno de los libros, no sugiero las películas, porque en muchos casos el afán comercial es innegable, y creo que nadie puede comparar ningún libro de la literatura mundial con su versión fílmica. Con esto, no busco la aceptación de la obra (si no te gustó, no te gustó pues. En gustos y colores...), pero sí que digan: Harry Potter no me gusta por A o B, y no solamente porque vende y mueve publicidad. Aquellos que criticamos, aprendamos a hacerlo de una manera razonada y coherente. Así que digamos porqué nos gusta y porqué no, aprendamos a defender nuestros puntos de vista (a favor o no) con fundamento y guiados por lo que nosotros realmente pensamos, y no por lo que masiva y superficialmente se nos enseña a opinar.

Harriet Potter
Blog AvadaKedavra

1 comentario:

publinatico dijo...

Creo que harry potter es lo que es gracias a la publicidad.
creoo que la gran mayoria supo de la historia por la telivision o en mi caso por el cine :) Te sigo... muy interezante tu blog.. espero que leas el mio :)

Sitio Web    Foros    PotterWatch