martes, 21 de julio de 2009

Mi Personaje Favorito: Hermione Granger

¿Quién de nosotros no ha sufrido – o sido – aquel compañero insoportable en la escuela que siempre recordaba al profesor que tal día había examen, o que no se había apuntado la tarea en la agenda? Este típico “ratón de biblioteca” es un clásico cliché en todo tipo de obra, y aunque no lo hayamos conocido realmente, sabemos exactamente a quién se refieren: esos chicos con lentes gruesos, cabello grasoso y con corte estúpido.

Y si hablamos de Harry Potter, saben perfectamente a quién me refiero: Hermione Jean Granger. Claro, a simple vista ella encaja en la descripción física standard de un “nerd”: cabello castaño abundante y esponjoso, dientes grandes, hablar rápido y apariencia desarreglada y desgarbada, por la gran cantidad de libros que siempre carga en la mochila. Pero quiénes conocemos de los libros, sabemos que esa imagen inicial se aparta bastante de la “Hermione” que se muestra poco a poco a través de los años.

“Había regresado el chico del sapo, pero llevaba a una niña con él. La muchacha ya llevaba la túnica de Hogwarts.

"¿Alguien ha visto un sapo? Neville perdió uno —dijo. Tenía voz de mandona, mucho pelo color castaño y los dientes de delante bastante largos"

Harry Potter y La Piedra Filosofal, cap. 6


Esta es la primera imagen que vemos de Hermione, y que se mantiene hasta la mitad del libro: aquella chica aislada, cuyo único amigo – literalmente – eran los libros, pegada con terokal a las reglas y tan estricta como una pequeña réplica de McGonagall.

Antes de ver su evolución, paremos un momento en esta imagen: ¿qué lleva a una niña a convertirse en una sabelotodo insoportable? Sus padres, ambos dentistas muggles, sacaron la idea de su nombre de la novela de Shakespeare “Una historia invernal”, pues querían demostrar con esto cuán inteligentes eran ellos, y cuánto más lo sería su hija. Así pues, desde pequeña estuvo destinada a estudiar. Imagínense a una niña de unos 7 años en el colegio quién en vez de salir al recreo se queda en el salón a terminar la tarea de matemáticas. Bueno, pues en estas circunstancias no es muy fácil relacionarse y hacer amistad con el resto de niños. No solo esto, sino que también se convierte en el centro de las burlas o de comentarios por parte de todos.

Ante una situación como esta, desarrollamos métodos de defensa. Pues en el caso de Hermione fue el de la superioridad. Es verdad, no se juntaba con el resto de niños, pero porque ella era mejor, más inteligente, más disciplinada y más segura; todo solo para esconder su propia inseguridad. Es este retrato el que vemos en la “Hermione” del primer libro: sin saber cómo hacer amigos y desesperada por destacar entre todos. Incluso, en las pocas ocasiones que la vemos “tratando” de ayudar a otros, como cuando trata de convencer Harry y a Ron de no ir al duelo a medianoche con Malfoy (PF, cap. 9) es en realidad a ella misma a quién está protegiendo (“¿No os importa Gryffindor; ¿verdad? Sólo os importa lo vuestro. YO no quiero que Slytherin gane la copa de las casas y vosotros vais a perder todos los puntos que YO conseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios.” ) Es SU casa, son SUS puntos ganados, y por lo tanto, nada que sea suyo puede perder.

La forma como llegó a ser amiga de Harry y Ron no es la más convencional de todas, pero fue bastante efectiva. Ser rescatada de un trol (después de que se lo echaran sobre ella, accidentalmente) sirvió para crear el lazo inicial, pues no se basaba en similitud de caracteres, es decir, no se hicieron amigos por tener “cosas en común”, sino por tener características y sentimientos en común, como el valor y el desprendimiento y arrojo por los amigos. La amistad que se genera inicialmente es una especie de simbiosis, no solo de afecto sino en cierto modo también de necesidad. Hermione por fin tiene los amigos que siempre necesitó, y por su parte los otros tienen una ayuda impensable en los que es cuestión de materias escolares, y una guía segura a quién escuchar para no “descaminarse demasiado”.

Poco a poco Hermione va evolucionando. Lo genial de la trama es que lo hace al mismo ritmo en que lo haría un adolescente normal, claro, sin perder nunca su esencia. Mientras que en la “Piedra Filosofal” le resulta imposible creer que un profesor (una especie de semi-dios para ella) pueda ser malo, en la “Cámara Secret”a es ella misma quien instiga a resquebrajar las reglas y entrar a la Sala Común de Slytherin, por sentirse amenazada ante un probable ataque contra todos los hijos de muggles.

Valiente, inteligente, preocupada, decidida y llena de valores son algunas características de Hermione Granger, quien a pesar de sus propios defectos se convierte en la madre del grupo en ocasiones (como cuando en “La Orden del Fénix” la vocecilla en la cabeza de Harry que le hacía recordar sus obligaciones se parecía excesivamente a la voz de Hermione) y en otras la de la hermana del medio, desesperada por “unir a la familia” (como su rol en la pelea entre Harry y Ron, en “el Cáliz de Fuego”).

Aunque a simple vista sigue siendo la sabihonda de siempre, son sus actos, lo que la identifican como una Gryffindor. Uno de los tantos que la describen es la fundación de la P.E.D.D.O. Como Sirius dijo en el CdF “Si quieres saber cómo es alguien, mira de qué manera trata a sus inferiores, no a sus iguales”.

Todas las cosas por las que tuvo de vivir, desde destacar académicamente hasta su marginación por ser hija de muggles, la llevan a realizarse plenamente como se la ve en el último libro, lista y preparada para todo. Personalmente considero que el enfoque final que trató de darle la autora fue un amago de extensión del papel de Dumbledore. No me peguen, todos sabemos que ella no es ni la sombra de Dumbledore, pero hay un rol que él cumplía y quedó vacante con su muerte: el de la persona preparada, aquél que tiene una respuesta para todo y que está listo para todo. Y es a veces sorprendente como en “Las Reliquias de la Muerte” ella está hasta cierto punto preparada para todas las situaciones y complicaciones posibles (no dudo que hasta Mary Poppins envidiaba el bolso de Hermione).

Con todo, Hermione nos sorprende siendo una de las personalidades con más matices de la historia, pues muchas veces se escapa de su papel asignado para dar paso a sus sentimientos, lo que la convierte en un personaje por completo humano (como cuando en el PM ayuda a Ron a lograr el puesto de guardián), lleno de calor para las personas que estima; aquél que a pesar de su personalidad dominante es capaz de dedicarse íntegramente a un ideal, aunque no sea propio.

Son muchas las veces que hemos visto a Hermione anteponer los riesgos de Harry o la amenaza del momento a sus propios deseos; y aún siendo ella una líder nata, conoce bien el rol que le corresponde a cada uno en su historia (ella fue la verdadera creadora del ED; y aunque muchas de las decisiones que se tomaron fueron por idea de ella, supo que era Harry el encargado de guiarlos). Es ella quién sabe como ayudarlo, no solo en la batalla, sino el apoyo moral que necesita para darle seguridad. Todo eso y más es Hermione Granger.

"¡Yo! —exclamó Hermione—. ¡Libros! ¡Inteligencia! Hay cosas mucho más importantes, amistad y valentía y... ¡Oh, Harry, ten cuidado"
Harry Potter y la Piedra Filosofal, cap. 16

1 comentario:

Anónimo dijo...

a mí también me encanta Hermione,
es mi personaje favorito,
por fuera parece una sabelotodo,
pero tiene virtudes que la hacen única,
gracias por el post

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